domingo, 24 de diciembre de 2017

Despedimos a Rocío, compartiendo músicas






Rocío ha sido un regalo en nuestra vida, hemos tenido la suerte de que nos eligiera para realizar sus prácticas de Magisterio a lo largo de estos años, pero este curso ha sido mucho más intenso porque la hemos tenido con nosotros todo un trimestre.
Todo lo bueno se acaba y ella tiene que seguir su camino lejos de nuestra clase, aunque siempre ya va a formar parte de nuestras vidas.
El jueves fue un día muy intenso porque nos despedíamos de ella y fue un día muy, muy especial.
Durante la mañana le estuvimos preparando su libro-regalo "Frases preciosas para gente preciosa" del que le hizo entrega al volver del recreo Pepe, otro tesoro de práctico que vamos a seguir disfrutando unas semanas más cuando volvamos en enero.
Pepe le recitó un poema precioso de Alejandro Romualdo "Sobre la infancia"

SOBRE LA INFANCIA
La infancia nos llena la cabeza de luciérnagas
de polvo las rodillas y los ojos nos cubre
dulcemente. La infancia nos llena las manos
de globos y limosnas; la boca, de pitos y azucenas
y nos cubre las espaldas con sus plumas de cigüeña.
En la infancia son monarcas los ratones y los dientes.
¡Oh la infancia, la hora blanca del reloj,
el tierno silabario, el bonete de los ángeles y el duende!
Uno se siente nuevo, herido por un corcho,
muerto heroicamente sobre un caballo de madera:
amo mi infancia, mi corazón en pantalones cortos.


Carlos, Pablo y Fede recitaron con ella algunos poemas y por último ella recitó uno muy especial "La higuera" de Juana de Ibarbourou:


LA HIGUERA
Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises,
yo le tengo piedad a la higuera.

En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras,
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste...

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado,
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto».

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:

¡Hoy a mí me dijeron hermosa!  

Para acabar, nos recitó un poema escrito por ella que nos emocionó enormemente.





También le regalamos un recital de música de las niñas y niños que están aprendiendo a tocar algún instrumento y que nos hicieron disfrutar de un pequeño y maravillosos concierto en el que vimos los maravillosos progresos que van haciendo día a día.




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